La Dirección General de Hemodonación y Hemoterapia del Servicio Canario de la Salud (SCS) recuerda que detrás de cada donación de sangre hay un exhaustivo proceso que garantiza la seguridad de los pacientes que reciben la transfusión.
En Canarias, este procedimiento comienza en los puntos de extracción y culmina en la administración de los diferentes componentes sanguíneos a los pacientes por parte de los servicios de transfusión hospitalarios, pasando por los Bancos de Sangre provinciales, ubicados en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. El donante, primer eslabón en la cadena de seguridad
El SCS explica que la responsabilidad comienza con el propio donante, ya que más allá del gesto solidario de la donación, la seguridad de la sangre depende en gran medida del compromiso y conciencia de cada persona.
En este sentido, los médicos de extracción desempeñan un papel clave al informar sobre la importancia del proceso, explicar la autoexclusión, cuando el propio donante considera que su sangre no es apta, y velar por que todo el procedimiento se realice bajo estrictos estándares médicos.
Esta fase, que puede parecer rutinaria o repetitiva, es crucial al permitir detectar posibles riesgos para donantes y receptores, y garantizar que solo la sangre más segura llegue a los pacientes.
Logística y control en un territorio fragmentado
La singularidad geográfica de Canarias supone un reto logístico añadido. Cada bolsa recolectada debe transportarse manteniendo condiciones óptimas de temperatura y seguridad, desde cualquier isla o municipio, hasta los centros especializados. Material desechable, contenedores homologados y una trazabilidad rigurosa aseguran que cada unidad de sangre conserve sus propiedades hasta su procesamiento.
Tecnología contra patógenos emergentes
Una vez en los centros de transfusión, la sangre se separa en componentes como hematíes, plasma y plaquetas. Posteriormente, se somete a pruebas de análisis e inactivación de patógenos. Los avances científicos y la vigilancia internacional resultan fundamentales ante la aparición de nuevas enfermedades y la reintroducción de otras, impulsadas por los movimientos migratorios y el cambio climático. Procesos como la cuarentena de plasma y tratamientos fotoquímicos han reforzado la seguridad, aunque para los glóbulos rojos aún no existe un sistema definitivo de inactivación, más allá de técnicas como la filtración.
Hemovigilancia: el seguimiento que marca la diferencia
La hemovigilancia es otro pilar básico del sistema. Se trata de una supervisión continua de todo el proceso, desde la selección del donante hasta la transfusión y el seguimiento del receptor. Su objetivo es detectar y prevenir incidentes, identificar causas y garantizar una respuesta rápida ante cualquier eventualidad. Este control continuo se apoya en una trazabilidad absoluta: cada bolsa de sangre y sus derivados pueden ser rastreados desde su origen hasta el receptor final.
Un compromiso colectivo
El sistema de seguridad de la sangre en Canarias, y en el resto del país, es robusto, moderno y está en constante evolución. Sin embargo, su eficiencia depende de algo tan simple como insustituible: la voluntad ciudadana de donar.
En ese sentido, las autoridades sanitarias recuerdan que donar al menos dos veces al año podría asegurar el suministro necesario para cubrir la demanda hospitalaria. Cada gesto cuenta, cada donación salva vidas, y cada paso del proceso garantiza que la solidaridad llegue a quien más lo necesita, de forma segura y eficaz.
Requisitos para donar
Para poder ser donante hay que cumplir unos requisitos indispensables. Es necesario tener entre dieciocho y 65 años (hasta sesenta si es su primera donación), pesar más de cincuenta kilos, gozar de buena salud general y no estar embarazada. Con el objetivo de resolver cualquier duda, la Dirección General de Hemodonación y Hemoterapia cuenta con un teléfono gratuito de atención al donante, el 900 234 061.





