La Consejería de Turismo y Empleo del Gobierno de Canarias, a través del Servicio Canario de Empleo (SCE), ha puesto en marcha un Programa de Formación en Alternancia con el Empleo para la capacitación de veinte personas como instructoras de perros de asistencia. La iniciativa comenzó el pasado 27 de octubre y se desarrollará hasta el 3 de septiembre del próximo año en las instalaciones de la Finca El Viso, en el municipio grancanario de Telde.
La consejera del Área, Jéssica de León; la directora del SCE, María Teresa Ortega; y el alcalde de Telde, Juan Antonio Peña, visitaron esta mañana al alumnado de este programa, financiado por el SCE con 486.891,35 euros mediante un convenio suscrito con la Asociación Canaria de Intervenciones Asistidas con Perros (Terapican). En el acto también estuvo presente el presidente de la entidad, Pedro Oliver.
Jéssica de León destacó que se trata de «un proyecto pionero en España y en Europa, dirigido a personas desempleadas que serán contratadas durante todo el periodo formativo, siendo la primera vez que esta especialidad se imparte en modalidad de alternancia con el empleo». La consejera agradeció al Ayuntamiento de Telde y a Terapican su colaboración «por dirigir los recursos públicos a quienes realmente los necesitan y por poner alma y dedicación en un proyecto en el que no existían profesionales certificados en Canarias».
La titular de Turismo y Empleo subrayó además que los perros de asistencia formados en este programa «serán entregados a familias vulnerables que precisen del recurso y no dispongan de medios propios para acceder a él». Recordó que la instrucción de un perro de asistencia puede costar entre 6.000 y 20.000 euros, además de implicar procesos que se prolongan hasta dos años, «lo que dificulta el acceso a muchas personas con discapacidad», subrayó.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en Canarias existen entre 102 y 110 personas con discapacidad legalmente reconocida por cada mil habitantes para quienes un perro de asistencia puede resultar fundamental. «En las islas no contamos actualmente con instructores certificados, por lo que esta formación es esencial», señaló De León.
Por su parte, el alcalde de Telde, Juan Antonio Peña, agradeció «la apuesta de la Consejería por diversificar la formación hacia nuevos nichos de mercado y lo que supone para las familias más vulnerables».
La directora del SCE, María Teresa Ortega, explicó que el alumnado podrá obtener el Certificado de Profesionalidad de Instructor de Perros de Asistencia, además de adquirir conocimientos de lengua de signos española. Recordó asimismo que, en la fase final del proyecto, los perros iniciarán el contacto con las personas a las que asistirán.
En este punto, Ortega destacó la labor de Terapican «una asociación reconocida oficialmente como certificadora para atender solicitudes de perros de asistencia y que, además, trabaja con animales procedentes de protectoras y albergues, seleccionados según los requisitos de cada módulo formativo, favoreciendo así su adopción».
El presidente de Terapican, Pedro Oliver, celebró la puesta en marcha del programa tras «nueve años de intenso trabajo» para la aplicación de la Ley 3/2017 de Accesibilidad de Perros de Asistencia para Personas con Discapacidad, «una de las más avanzadas del territorio nacional». Oliver señaló que «de esta formación saldrán doce perros entrenados en las cinco modalidades reconocidas por la ley: perros guía para personas con ceguera, para el trastorno del espectro autista, para personas sordas, para personas con discapacidad física; y para la detección de hipoglucemia o crisis epilépticas», subrayó.
Durante la visita, la consejera de Turismo y Empleo y la directora del SCE amadrinaron a una de las perras en formación, Sara, una labradora que será entregada a su futura familia en un acto previsto al finalizar el proyecto, en septiembre de 2026.
El programa, con más de 1.300 horas formativas, trabaja con perros de entre cuatro meses y un año que presentan un carácter equilibrado, predisposición al aprendizaje y buena motivación. Las razas más habituales para este tipo de intervención, como el labrador o el golden retriever, se seleccionan por su carácter sociable y su orientación genética a complacer al ser humano. Estos animales no solo cumplen una función práctica, sino que contribuyen al bienestar emocional, la comunicación y la participación social de las personas con discapacidad.





